Escrito mientras disfruto de Oblivion por Astor Piazzolla Ayer mientras pasaban las 12 y se iniciaba el 2018 estaba en casa viendo el documental Born Into Brothels. El documental (que está también en Netflix) trata de los niños, hijos de prostitutas, que viven en el barrio rojo de Calcuta, en la India, y cómo un proyecto de fotografía documental sobre el barrio se transforma posteriormente en un esfuerzo por ayudar a los niños a salir del tóxico ambiente en el que viven. La herramienta principal: darle una cámara a los niños para que plasmen su propia visión del mundo. Conmovedor, terrible, sublime y chocante. Mientras pausaba para servir una copa, responder los saludos en el celular y seguir viendo el documental, pensaba en lo que hemos vivido este año, en lo que personalmente he vivido y cómo la fotografía me ayuda a tener memoria de mi vida, memoria de mi tiempo y las sensaciones que causan en algunas personas que amablemente han comentado mis fotos, publicadas en Instagram o Facebook. Siempre me escapo de Lima: viajar por tierra, ver por las ventanas y releer el paisaje, mirar las caras, el verde, las casas, la carretera, las luces y las siluetas de los cerros. Salir en un bote por la selva inmensa y sus ríos inacabables. Disfrutar la ruta. El viento en la cara, la luz que aparece y huye. Los colores, la sensación del amanecer, ese frescor de la mañana como único alivio al calor sofocante del día que se inicia, la gente con quien compartes el viaje, el comerciante, el niño y su madre, la señora del mercado, la casera, el taxista y el wachiman. Mejores amigos y familia por unas horas. Otros parecen quedarse para acompañarte en el largo camino. Cada foto me trae una sensación, y al compartirlas siento que puedo entregar algo de mi memoria a quienes las observan. Crearles un recuerdo nuevo y salvar mi sensación del olvido. Al mostrar mis fotos, con frecuencia ya no hay mucha indiferencia y esa es ya una gran victoria. Me preguntan por el lugar, elogian la “súper cámara” con que tomo las fotos y yo les digo que tomé fotos con el celular y con una cámara viejita de 300 soles. Se ríen. Pero preguntan por ese otro mundo, lejos de sus ojos, al que puedo acercarlos. Y les digo: es Iquitos, es Lima, es tu selva, es tu sierra, es esa esquina, es tu barrio.
Una botella de vino y 14 canciones hermosas más tarde, recuerdo por qué empecé a escribir. Lo que realmente quería decirles es que la fotografía y las demás formas documentales y artísticas tienen un poder enorme sobre las mentes y corazones. Podemos tocar lo profundo de las personas con nuestras imágenes y quizás, los más afortunados tengan el honor de aportar positivamente al cambio de una vida. Ojalá el siguiente año y los que vengan, tengamos la oportunidad de aportar para el cambio. Feliz Año y felices vidas. 01 ene 18
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Sobre miSoy Ivan Brehaut, o solo Ivan. Soy un apasionado de las artes y las ciencias naturales. Estudié ciencias forestales y ahora estudio periodismo y fotografía. Tengo dos hijos y una hermosa esposa. Viajero, lector y enamorado. Loco con certificado médico. Archives
Abril 2020
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